jueves, enero 03, 2008

(Sin Titulo)




Nada Para Los Dos


Amanda mira por su ventana, ve pasar los pájaros, las hojas danzando en su caer y el viento rozar sus dulces mejillas de niña. El tiempo aburre a sus ojos. En esta siesta, como en tantas otras, las horas no quieren despertar a la movediza alegría que lleva dentro.
El teléfono grita en la cocina, ella sigilosa y elegante pasa su mano sobre el aparato, levantándolo:
-Hola
-¿Cómo estas?
- Me duele la cabeza, justo donde me lastime- Contesto Amanda cariñosamente, exagerando a la vista con una diminuta tristeza en los labios.
_ Si suena el timbre, no atiendas.
La voz del otro lado enmudeció para siempre. La niña cuelga el tubo sin hacer ruido, comienza a buscar cada lápiz que descansa con la frialdad del suelo, mostrando que alguna vez jugo. Se sienta cómoda sobre su almohada, pinta, dibuja, escribe, recorta, tira.. y rompe de ira todo lo que sus manos se niegan a complacer. Cada hoja arrugada cae al suelo, rodando hasta decender mas abajo de aquello que sostiene su caminar.
El timbre suena de manera terrorífica, interrumpe su calmo juego, dejándola tensa, petrificada, sin saber que hacer. Recoje sus cosas, en su primer impulso, escondiéndose debajo de una gran mesa con paredes de mantel.
Nadie la encontrará, nadie la podrá asustar a pesar de que más abajo de sus pies no se encuentra tierra, o ningún animal imposible de imaginar. Amanda lo sabe, acepta que esta sola en un momento imaginario, que solo existe como un pensamiento recurrente, producto de un acto de amor. Para ella, como para su dios, es difícil explicar que a partir de una besos, algo tan irreal como Amanda cobra vida.






Cada gota de sal de mis ojos se convierte en la sal de mi comida, tan brutal y mortificante








No hay comentarios.: